viernes, 20 de abril de 2018

Glosas de Amor Llanero (3). Poemas Yorman Tovar



Imagen en el archivo de la cantante de música llanera Carmen Tovar

FLOR SIN RETOÑO

De cuando “El Capitán de la palabra” Orlando Pichardo
 tecleó 20 veces seguidas esta canción en la rock-ola.

Mis amigos me dijeron
 ya no riegues esa flor,
esa flor ya no retoña,
 tiene muerto el corazón.
Gasson

I
Sin una flor encendida
 se marchita mi vergel...
cuando el amor es infiel,
 de poco sirve la vida...
 palomita consentida,
 tus desdenes me dolieron,
 tus amoríos no murieron,
 pero están agonizando...
sé que me estás engañando,
 mis amigos me dijeron.

II
Me lo insinuó un colibrí
que ayer libó de tus mieles,
 las milpas y los laureles
 y el espacio “azul turquí”,
 ¿por qué me escogiste a mí
 para sembrar tu dolor?.
Un gorrión madrugador
 me suplicó lastimero:
 ¡jardinero, jardinero!
 ¡ya no riegues esa flor!.

III
Jamás pensé que tus besos
 me pagaran con agravios,
entregándose a otros labios
con devaneos traviesos.
 En mí quedaron impresos
 dulces recuerdos de ensoña-
ción, y la negra ponzoña
 de tu risa y de tu aliento...
con razón me dijo el viento:
¡Esa flor ya no retoña!

IV
No retoña en primavera,
 mucho menos en estío,
 igual al corazón mío,
 náufrago de una quimera.
 Chatita refistolera,
 tu romance cimarrón
 desmoronó mi pasión
 con semejante crueldad...
 con razón, mi humanidad
 tiene muerto el corazón.



LOS LAURELES
Sencillamente, para Omaira

¡Ay que tristeza me da!                          La perdición de los hombres
 Cuando te llenas de orgullo                       Son las benditas mujeres,                     
De ver a mi corazón                                aquí se acaban cantando
Enredado con el tuyo.                                 los versos de los laureles.


I
¡Ay qué tristeza me da!
Mirarme en esta cantina
Por tu amor, mujer divina,
 desvariando de ebriedad.
Fuiste flor de resedá
en vergeles de renombres...
 y aunque a mi vida la escombres
sepultando mi destino,
son las mujeres y el vino
 la perdición de los hombres.

II
Cuando te llenas de orgullo
recobras más hermosura,
 más candor y más ternura,
preciosa flor en capullo,
 por esto, mi amor, intuyo
todo lo ingrata que eres
 y pienso, que en los placeres
en esta vida azarosa,
 mi desgracia más graciosa
 son las benditas mujeres.

III
De ver a mi corazón
 herido y enguayabado,
 vivo la vida acodado
en este viejo mesón.
Dedíquenme otra canción
 en la rock-ola sonando,
que aquí seguiré llorando
 mientras escucho un pasillo...
 hombres como Jaramillo
 aquí se acaban cantando.

IV
Enredado con el tuyo
 ha de morir mi recuerdo
 sollozando, porque pierdo
 tu hermosos y cálido arrullo.
 Sólo quedará un murmullo
 de brisa entre los claveles;
 y entre rameras infieles,
apostado en esta barra
cantaré con mi guitarra
 los versos de los laureles.


LA MALAGUEÑA
Besar tus labios quisiera
 y decirte, niña hermosa,
 que eres linda y hechicera
como el candor de una rosa.

I
Malagueña salerosa,
 diosa de griego perfil,
 hecha de magia sutil,
 en mi vergel tierna rosa.
 Eres la potranca briosa
 que saltó la talanquera...
 ¡malhaya si yo pudiera!
apaciguar tus resabios.
 quisiera besar tus labios,
 malagueña salerosa.

II
“Yo te concedo razón
si por pobre me desprecias”
yegua de pisadas recias
trochando mi corazón,
se desboca mi pasión
 por ti, mi potranca briosa,
 malagueña salerosa,
 princesa venezolana,
 cantar quiero en tu ventana
y decirte niña hermosa.

III
“A cambio de mi pobreza
 te ofrezco mi corazón”,
océano de pasión
donde el amor se embelesa.
 Deseo tu boca de fresa
y tu esbeltez de palmera;
 y tenerte prisionera
en celda de mi alegría
y decirte, vida mía
que eres linda y hechicera.

IV
Dos hermosos alazanos
 son tus ojos de luceros,
 dos senos pasitroteros
 se me fugan de las manos.
 Dos embrujos puritanos
 tus labios de pomarrosa,
 ¡bonita, pero orgullosa!
hecha de flores y miel...
 por eso tienes la piel
como el candor de una rosa


LA VERDOLAGA
Aunque me veas inocente
en las cosas del amor,
no me gusta lo corriente,
consumo de lo mejor.
Rubén de Fuentes

I
¡Ay! de aquel que a las mujeres
se entrega como un borrego,
vivirá pidiendo a ruego
en redil de los placeres.
Tú afirmas que no me quieres
porque no soy competente
para tu furor ardiente...
¡pero si no me has probado!...
yo soy ducho en el pecado,
aunque me veas inocente.

II
¡Ay! Del pobre desdichado
que ante una mujer se amanse,
porque sufrirá el percance
de morir crucificado.
Quieres tenerme a tu lado
pero me muestras temor,
voy a pedirte un favor:
¡dame el lirio de tu piel!
Para que veas que soy fiel
en las cosas del amor.

III
¡Ay! De aquel hombre sumiso
que a doblegarse se atreva,
ignorando que, por Eva,
Adán perdió el paraíso.
Hagamos un compromiso
excéntrico, diferente
de lo que hacen, comúnmente
los amantes en el nido...
quiero placer encendido,
no me gusta lo corriente.

IV
¡Ay! De aquel que en amorío
prometa arrumacos tiernos,
ya le mirarán los cuernos
igual que macho cabrío.
Me disculpas, amor mío,
si te pido otro favor:
si me vas a dar amor,
ponle manos a la obra,
no pretendas darme sobra,

consumo de lo mejor.

Poemas tomados del texto "Estoy en el rincón de una cantina" (Glosas de la Rancheromanía) del poeta Yorman Tovar. nativo de Guanarito, estado Portuguesa



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